En cambio proponen la palabra 'expropiar', la cual significa, sacar algo del ámbito privado y ponerlo en común.
El texto —cualquier forma textual— se experiencia (sic) desde la sensibilidad: por eso está en las antípodas de ser un objeto mercantil.
Creemos que no hay despojo en liberar el texto sensible de la prisión del objeto-libro-mercancía para multiplicarlo y replicarlo en otros cuerpos.
Señalan que algunas sensibilidades autorales que les han tocado están en libros de Papasquiaro, Silvia Federici, John Cage, Lao-Tse, Deleuze, Duras, Panero, Guattari, Huidobro, Abenshushan, Galeano, Benjamin, Borjes, Thoreau, Marcos, entre muchos más.
[7] A su vez consideran que su labor es micropolítica, no es jerárquica ni planea cambiar un orden:Proponemos transformar en hogares, formas-de-vida y habitares todos los destellos revolucionarios que se asoman en nuestros cuerpos.
Lo único que deseamos es movilizar todxs juntxs nuestras potencias singulares y afectos en entramados revolucionarios radicales.
"[8] Asimismo, la editorial y librería Impronta, de Jalisco, expresó su solidaridad con Pirateca, señalando que el acto de desobediencia civil que realizan tiene un propósito, que es distribuir libremente los saberes en un país donde los derechos de autor y la propiedad intelectual son excesivos y benefician sólo a los corporativos.
[9] Estas librerías apoyaron a Pirateca colocando alcancía en sus sucursales, para recibir donativos.
[13]El IMPI realizó visitas a las librerías que habían colocado alcancías en favor de la Pirateca, requisándolas.