Su construcción se remonta probablemente al siglo I d. C. Fue declarada monumento histórico en 1840.
Se situaba extramuros, al igual que los cementerios de todas las ciudades romanas.
En la actualidad la pirámide presenta un orificio, que se debe a las excavaciones realizadas en 1640 por el abad Nicolas de Castille.
Esperaba descubrir una sala interior, pero no encontró nada, ya que el edificio era macizo.
[6] Las obras consistieron en la retirada del cemento que se había aplicado anteriormente y el resellado de las juntas con cal, un material más respetuoso con la piedra.