Pintura colonial de Chile

El primer grupo pasarían a ser los pintores europeos: portugueses, españoles, italianos y franceses.

Los autores concuerdan en que la pintura en América pierde el antiguo rigor académico que la caracterizaba en el Viejo Continente y empieza a mezclar también elementos característicos de los nuevos pueblos conquistados dejando de lado la antigua rigurosidad académica europea.

En un primer momento la pintura religiosa prefirió las representaciones de Cristo y los santos usando la técnica realista.

Este nuevo arte se presentó principalmente en claustros conventales y templos religiosos ya que, en su mayoría, eran pedidos por los mismos.

Más tarde serían los que mantendrían las condiciones necesarias para su mejor desarrollo y conservación, todo esto hasta que son expulsados de los territorios americanos por la autoridad española a mediados de siglo XVIII.

Los aportes jesuitas en Chile incluyen también edificios que, aunque muchos fueron destrozados por terremotos, en buena parte aún se mantienen en pie.

La compañía desarrolla oficios como relojeros, escultores, ebanistas, plateros y también como retratistas de los gobernadores de Chile como Ignacio Andía y Varela, personaje que esculpiría más tarde el escudo español que actualmente decora el cerro Santa Lucía.

Luis Álvarez Urquieta afirma que casi toda obra de importancia pictórica creada en Chile fue hecha por jesuitas, el mismo repasa los monasterios de la orden recogiendo datos pictórico y culturales que le permiten la realización del primer libro que versa sobre pintura colonial ya entrados los primeros años del siglo XX.

El libro es recogido por varios autores chilenos después para realizar sus propios análisis de la época.

El origen de la escuela quiteña y su posterior evolución no tiene casi ninguna relación con Chile.

La escuela quiteña nace colegio San Andrés creado por el sacerdote franciscano Jodoco Ricke junto al Fray Pedro Gosseal, entre los Siglos XVI y XVII en Quito, Ecuador.

[2]​ Los europeos comienzan el retrato de las familias acaudaladas las que buscaban estar cada vez más separadas del populacho.

Como etapa de la historia artística chilena pueden apreciarse profundos cambios respecto a su periodo anterior.

Virgen alada , pintura de Miguel de Santiago , uno de los máximos exponentes de la escuela quiteña del siglo XVII e importante influencia para el arte chileno de la época
La Inmaculada Concepción , cuadro realizado aproximadamente el año 1680. Actualmente su festividad es celebrada el 8 de diciembre en Chile. Es de notar que los primeros cuadros chilenos estaban casi en su totalidad relacionados con la religión, ya que por este medio se evangelizaba con mayor facilidad a la gente analfabeta de la época.
El cuadro Virgen Dolorosa . Luis Álvarez Urquieta presume que este cuadro fue el primero realizado por pintor alguno en territorio chileno. Posee influencia de la escuela quiteña; En ella se puede observar la anormal distribución de formas y el falta de conocimiento de la perspectiva del autor, esto en parte porque la mayoría de los pintores de la época no lo eran de profesión sino aficionados.
Gaspar Miguel de Berrío - Patrocinio de San José , 1744. No son muchos los museos con arte colonial debido a la escasez de creación durante estos años, sin embargo, la compañía de Jesús, fiel a su tradición artística, almacena aún algunos antiguos cuadros en las paredes de sus monasterios, iglesias y conventos.
Retrato de una señora principal quiteña con su negra esclava. Destaca del cuadro la notable suntuosidad de la dama noble retratada con caros adornos y vestidos que, aunque de uso poco práctico, buscaba plasmar su riqueza para la posteridad.
Del peruano José Gil de Castro , Santo Domingo , año 1817. Gil de Castro es para la historia del arte un pintor de transición. Su llegada a Chile marca el fin de la pintura colonial e inicia el periodo de los Pintores viajeros del siglo XIX , también llamados los precursores de la pintura chilena .
La casa del arte en Concepción mantiene ejemplos de pintura colonial chilena.