[2] Apenas cumplidos los trece años, componía ya quintillas briosas, que, según Luis Martínez Kléiser, eran «como latidos de emoción despertados por los horrores de la guerra carlista».[2] Tras casarse con Santiago Antelo Merchante, hijo del último corregidor de Cuenca, se establecieron en Albalate de las Nogueras, donde él tenía propiedades.Al enviudar, contrajo matrimonio en segundas nupcias con Nicolás Vindel, y después se retiró a Albalate.Martínez Kléiser destaca asimismo los versos que dedicó a su Zaragoza natal, por ejemplo, en su Viaje ideal y sus Remembranzas, en cuyo espíritu despertaba la jota.[6] Su hermano Mariano de Cavia la definió como «una doña Emilia Pardo Bazán con boina».