Alcanzó fama por su exitosa defensa del sitio de Belfort durante la guerra franco-prusiana: que le mereció el apodo del León de Belfort.
Cuando se le pidió rendir la fortaleza, el Coronel respondió: "Somos conscientes de nuestro deber hacia Francia y la República, y estamos decididos a respetarlo".
Rechazando el armisticio, urgió al Presidente (de facto) Adolphe Thiers que perdonara al joven oficial Louis-Nathaniel Rossel —también Protestante— quien se había unido a la Comuna de París después de la derrota francesa.
Murió en Versalles en 1878, y fue enterrado junto a su esposa en el Cementerio de Montbéliard.
La Plaza Denfert-Rochereau en el XIV Distrito de París fue nombrada en su honor en 1879, así como otras calles y plazas a lo largo de toda Francia.