Después fue enviado a París en donde cultivó la poesía y se relacionó con Jean-Antoine Roucher.
Trabajó entonces en traducir a Homero (la Iliada), pero no obtuvo de esta tarea más que un reconocimiento modesto.
Ello le llevó a estudiar medicina impulsado por su mentor, un médico de apellido Dubreuil quien ejerció gran influencia sobre el joven Cabanis.
Fue admitido en la sociedad de Mme Helvétius en Auteuil, donde conoció a Anne Robert Jacques Turgot, Holbach, Condorcet y otros hombres reconocidos en la época.
Adoptó los principios de la revolución y se vinculó estrechamente con Mirabeau a quien incluso atendió como médico.