En Ayacucho los depósitos calcáreos que dieron origen a este tipo de piedra se formaron a lo largo del Triásico Superior y fueron posteriormente metamorfoseados como consecuencia de las compresiones ocurridas durante el Cretáceo.
En el Cusco y en todo el Altiplano andino, incluyendo Bolivia, a esta piedra se la llamó belenguela o berenguela y fue empleada para la elaboración de piezas utilitarias, como morteros, o litúrgicos, como pilas bautismales.
La luz filtrada por estas placas tiene un color ámbar tenue muy cálido, que invita al recogimiento.
En la evolución artística del tallado en piedra de Huamanga se presentan tres etapas.
La época virreinal o de apogeo en la que predomina la temática religiosa (nacimientos, calvarios, vírgenes, cristos, santos, Niño Jesús, etc.).
Sin embargo, no llegó a extinguirse por la intervención de los artistas indigenistas, quienes al revalorarlo crearon un nuevo mercado en las ciudades.
Los nuevos consumidores fueron los intelectuales, amantes del arte popular, coleccionistas y turistas.
Nacen algunos artistas innovadores, incluyendo en su trabajo temas históricos y regionales como el afamado maestro don Paulino Vera Sulca.