Los aliados de Atenas preferían pagar un impuesto que permitía a Atenas armar una flota apta para defenderlas que aportar sus propios navíos, permitiendo así la construcción de la talasocracia ateniense.
Engendró un desequilibrio que permitía a la capital del Ática imponer su hegemonía y someter a los aliados que expresaran su deseo de abandonar la confederación.
El phoros era fijado anualmente acorde al proyecto propuesto por la Boulé y votado por la Ekklesía de Atenas.
La suma global, en general estable, se acercaba a 400 talentos.
Alcanzó los mil en el trascurso de la guerra del Peloponeso.