[3] Tenía Sinis una hija bellísima y muy alta, llamada Perigune.
A esta, que había huido cuando fue muerto el padre, la buscaba Teseo por todas partes.
Mas como Teseo continuaba llamándola y daba fe de que cuidaría bien de ella y no la iba a maltratar, salió, y de su unión con Teseo dio a luz a Melanipo.
A partir de ahí, se fijó la costumbre, para los yóxidas y las yóxides, de no quemar la planta del aspálato ni la pimpinela espinosa, sino darle culto y respetarla.
El apego de sus descendientes a las esparragueras y los juncales indica que los cestos sagrados que llevaban en las Tesmoforias estaban tejidos con esos materiales, y, por tanto, prohibidos para el uso corriente.