Perales del Puerto

Ara de granito local, con coronamiento formado por tres molduras que corren por las cuatro caras.

Sin embargo las líneas 1 y 2 son evidentes: presentan una dedicación a Iuppiter Optimus Maximus.

La 3 es más problemática puesto que en función del texto que sigue, Arcobrigenses, lo lógico sería pensar en unos vicani, aunque, no vemos en la pieza ningún rastro del primer trazo de la V. Acani podría interpretarse como un nominativo plural, un grupo étnico, los Acani.

No sería la primera vez que aparece una referencia de este tipo relacionada con Arcobriga.

Así pues, preferiríamos corregir Acani en "vi"cani y de este modo desarrollaríamos: Io_v¬i / O_p¬(timo) · Ma(ximo) / _vi¬cani · Arcobri / genses / [a(ram)] · p(osuerunt) · a(nimo) · l(ibentes) Conocemos con seguridad una localidad con el nombre de Arcobriga en Celtiberia.

Arcóbriga es una palabra de origen celta formada por el lexema ARC que significa rey o piedra.

En el entorno se han encontrado diversas piezas de origen romano, dos Aras y un Arula dedicadas al Dios Romano Júpiter (tras es cual es muy posible que se escondiese una dedicación al Dios indígena Sálama) y otra Ara dedicada al Dios indígena Palantico.

Años después, en torno al año 800 a. C., una crecida y diversa cantidad de esos nuevos indoeuropeos cruzó los Pirineos Occidentales y se extendió, poco a poco, por el interior de la Meseta.

Los caballeros transformados en frailes (freyres decían ellos), eligieron como prior a don Suero, edificaron una torre que les servía de defensa y convento y bautizaron el lugar con el nombre de San Julián del Pereiro.

Hacia mediados del siglo XIX, el lugar tenía contabilizada una población de 1096 habitantes.

En dicha fecha su nombre fue modificado por el de Perales del Puerto.

Cuenta la leyenda que el origen de la misma se debe a la aparición de la Virgen en una peña próxima a unos pastores de los tres pueblos citados, erigiéndose en su honor la Ermita en cuestión, cuya construcción actual dataría del siglo XVII o XVIII.

Próximo a la Ermita se encuentra un púlpito tallado en roca granítica.

Antiguamente se celebraba una Romería en la Peña donde según la tradición apareció la Virgen.

Cuando encontraron esos signos, eran tan exíguos, que no se atrevían a determinar que una simple cruz visigótica o griega, con un arco mozárabe de herradura, tuvieran relación con una historia de repoblación, parecida a la que nuestros mayores habrían iniciado unos siglos después.

Su cronología, sin límites precisos, oscila entre los siglos VIII y XII.

La mayoría carece de suelo, aunque algunas pueden tener losas, piedras planas o roca madre.

La cabecera puede estar marcada por dos o tres piedras que proporcionan una estructura antropomorma.

La Estela medieval más frecuente es en forma de disco, decorado generalmente con una cruz y motivos geométricos, con un pie liso para hincarlo en el suelo.