Arcóbriga

Fue excavado a principios del siglo XX por el marqués de Cerralbo, cuyos trabajos han sido posteriormente revisados.

Ello permitió a la ciudad estar abierta a todo tipo de cambios y culturas, si bien sus primitivos habitantes celtíberos mantuvieron vivo su sentir religioso original, como demuestra el hallazgo de restos sacrificios humanos, una práctica ritual habitual entre los celtíberos.

En la primera meseta, las excavaciones realizadas hasta la fecha han sacado a la luz pequeñas viviendas dispuestas sin demasiado orden.

En el foro, en la parte alta se distingue una fuente y, en su lado este, un mercado o macelum, del que se conservan once basas de columnas en el porche y los accesos a las tabernas correspondientes.

Según los estudios, parece ser que su utilización arranca en los siglos VII-VI a. C., continuando en uso hasta el siglo II d. C. Las sepulturas son individuales y las cenizas del muerto se depositaban en una o varias urnas cerámicas (a veces directamente en el hoyo), protegidas con un escaso ajuar (armas, brazaletes, fíbulas, cuentas de collar o instrumentos diversos).