En 1670 concluye las pinturas para la granadina iglesia de los Santos Justo y Pastor.
Nombrado pintor de la catedral, en su extensa aunque desigual obra predominan los temas religiosos: Aparición de la Virgen a San Bernardo, Virgen del Rosario.
Hombre orgulloso y pagado de sí mismo, en 1676 viajó a Madrid tras haber recalado en Sevilla.
Su estilo se acerca mucho al de su maestro Cano, consiguiendo un gran encanto en sus imágenes religiosas, representadas con mucha delicadeza.
Su debilidad en el dibujo la compensó con un agradable colorido, que muestra un interés por el arte flamenco, en especial el de Anton Van Dyck.