Pazo de Lourizán

En el siglo XV, esta finca fue habilitada como granja[2]​ y perteneció a la familia Montenegro.

Posteriormente tuvo diferentes propietarios, comerciantes y empresarios[5]​ como Francisco Genaro Ángel que la adquirió en 1791.

[6]​ En el siglo XIX, el palacio perteneció a Buenaventura Marcó del Pont Bori, tras comprarlo a los herederos de Francisco Genaro Ángel, hermano de su esposa.

Entre 1893 y 1894 se llevó a cabo la primera gran reforma del pazo.

[9]​ En sus salones se trató el tema que después derivó en el Tratado de París tras la guerra con Estados Unidos de 1898, en la que España perdió Cuba, Puerto Rico, Filipinas[10]​ y Guam.

[3]​ Eugenio Montero Ríos vivió en el Pazo de Lourizán hasta su muerte en 1914.

[9]​[12]​ La estructura del palacio es simétrica, monumental y con predominio de volúmenes horizontales.

[3]​ La escalera circular genera un mirador desde el que contemplar las vistas a imitación del estilo barroco francés.

[12]​ En la primera planta, las fachadas de las alas laterales dan paso al cuerpo central y crean terrazas con balaustradas.

En estos cuerpos laterales se repiten las altas ventanas, pilastras, balcones, buhardillas y cúpulas revestidas con escamas de zinc del tipo dôme à l'impériale, que refuerzan la elegancia del palacio.

Las estancias se distribuyen según dos mitades separadas por un largo corredor que recorre toda la longitud del edificio, como en la arquitectura palaciega, dejando las estancias de mayor rango, las salas de recepción de visitas, salones y despachos, hacia la fachada frontal que da al parque, y las partes accesorias como dependencias de la servidumbre, cocina y despensas hacia la parte trasera que da al corral.

El invernadero destaca por su estructura amplia y ligera de planta rectangular.

En 1940, sus hijos la vendieron a la Armada española para uso de la Escuela Naval Militar.