[1] En 1900 participó en la expedición internacional al Imperio chino que combatió la rebelión de los Bóxers.
Podían subsistir durante meses viviendo sobre el terreno y practicando la guerra de guerrillas.
Estas victorias iniciales le permitieron capturar nuevas armas y víveres al enemigo con los que suministrar mejor a su ejército, pero le costaron demasiados soldados de su ya de por sí escasas tropas.
Lettow-Vorbeck pudo recuperar entonces el terreno perdido en los meses anteriores y penetrar en la colonia portuguesa de Mozambique, cuya metrópoli había declarado la guerra recientemente a Alemania.
Las guarniciones portuguesas del norte fueron fácilmente derrotadas y sus víveres pasaron a las manos de Lettow-Vorbeck.
Diez días después, cuando Lettow-Vorbeck recibió la confirmación de que la rendición alemana era un hecho y no un simple rumor, sus tropas entregaron las armas en Abercorn, actualmente en Zambia.
Al terminar estas operaciones, las tropas de Lettow-Vorbeck habían luchado contra 130 generales, no perdieron una sola batalla, hicieron unas sesenta mil bajas a sus enemigos.
Los nazis trataron de explotar su popularidad para su propia causa, a lo que él se opuso fervientemente.
Sin embargo, no rehusó ser nombrado «general para asuntos especiales» en 1938, un título simplemente honorífico y por el que nunca fue llamado a filas.