Paul Taylor

Pese a lo vanguardista de la propuesta, sus montajes posteriores fueron más tradicionales, con una clara apuesta por la musicalidad y el lirismo, aunque tratados de forma más natural: destacan Aureole (1962), Airs (1978) y Arden Court (1981).

Taylor criticó la musicalidad básica de algunos coreógrafos -que llamó mickey mousing, por movimientos que responden a los sonidos, como en los dibujos animados-, frente a lo que propuso una coreografía independiente de la música, con significados y formas propias.

También introdujo nuevos juegos escénicos con el espectador, como la aparición de un solista que parece va a ejecutar un gran movimiento y a continuación desaparece de escena.

Su mordacidad e irreverencia han llevado un soplo de aire fresco al mundo de la danza clásica, hasta entonces tan místico y conceptual.

Fue galardonado con el Premio Kennedy en 1992 y la Medalla Nacional de las Artes.