Toda su obra resultó influida por estas lecturas, comenzando por sus primeros dibujos con escenas mitológicas.
Acabó unos ochenta cuadros entre 1920 y 1925,[1] siendo este último año el de su primera exposición individual.
En 1934 participó en la exposición Minotauro de Bruselas junto con René Magritte, Salvador Dalí, Max Ernst, Joan Miró y Balthus, operándose en él un cambio que le llevó a destruir la mayor parte de su obra primitiva.
"[6] La fuite (1936) fue una de las primeras obras pintadas con este nuevo estilo, enriquecido durante su viaje a Italia en 1938 y con referencias a la arquitectura antigua y al tema de los paisajes desiertos con ruinas (La ville endormie, 1938).
[7] Delvaux repetiría variaciones sobre estos temas durante el resto de su larga vida, aunque pueden reconocerse algunos alejamientos.
Los trenes han sido siempre un tema de interés para Delvaux, quien nunca olvidó lo maravilloso que le pareció, siendo un niño pequeño, cuando vio los primeros tranvías eléctricos en Bruselas.
En 1959 ejecutó un mural para el Palais du Congrès en Bruselas, uno de sus encargos decorativos a gran escala más destacados.
En ellas se representan cuerpos femeninos estereotipados, mudos y estáticos dentro de un marco estrictamente definido, al que a veces se añade una penumbra misteriosa e inquietante, un hombre vestido (tal vez el doble del artista) que les ignora o les mira impasible.