Estos nombres, recuerdan a Cecilia Robles de Peralta Ramos.
La única población existente se encontraba en la desembocadura del arroyo Las Chacras.
Intentó reimpulsar la actividad del saladero, pero la producción no mostró mejorías.
Para ello se propuso dividir la superficie del terreno de su estancia en parcelas de mucho menor tamaño, las chacras, y también instalar un poblado en parcelas muchísimo más pequeñas aún, el que contaría con un puerto —par lo cual utilizaría el ya existente en su saladero—.
Peralta Ramos se convirtió en el iniciador del negocio del fraccionamiento de tierras en la Provincia de Buenos Aires para convertirlos en terrenos urbanos que dio beneficios mutuos tanto a los propietarios de las tierras, los estancieros, cuanto a los inmigrantes que, bajo condiciones beneficiosas, a través de su trabajo rápidamente se convirtieron en propietarios chacareros y vecinos urbanos.
Este negocio fue imitado por otros grandes estancieros bonaerenses de finales del siglo XIX.
En cambio el lugar propuesto por Peralta Ramos era ideal para constituir uno de los puertos argentinos más comerciales.
Esta moción no fue apoyada por el Departamento Topográfico provincial argumentando que el partido de Balcarce había sido creado que necesitaría de un pueblo cabecera y esas eran las mejores tierras.
En honor a ella destinó, en 1873 un terreno para la construcción de una capilla en su homenaje.
Los inconvenientes que debió afrontar fueron las discrepancias con los vecinos y con algunas disposiciones oficiales por la ubicación del poblado.