A pesar de las diversas reparaciones, la ruina del templo era inminente.
Por este motivo, en 1768 el maestro Patricio José García recibe el encargo de planificar una nueva iglesia y dirigir las obras, tarea a la que se entregó en cuerpo y alma.
El templo, de cubierta abovedada, está considerado como la mejor muestra del barroco en Canarias.
Debido a la fama de sus trabajos en Tenerife, fue buscado por el arquitecto Diego Nicolás Eduardo y Villarreal para trabajar junto a él en las obras que realizaba en Gran Canaria, ya que según él Patricio García había demostrado sus conocimientos técnicos, pues había sido autor de tres templos en Tenerife.
Se trasladó a Las Palmas con Diego Nicolás Eduardo, con el ánimo para finalizar la edificación de la catedral del Archipiélago.