La ubicación de la isla, en el punto crítico de biodiversidad del Mediterráneo, ha permitido que se arraigue allí una biodiversidad excepcional: el índice de endemismos es particularmente alto en Europa, con especies como el trepador corso, subespecies como el muflón corso, la trucha corsa o el Discoglossus.
Entre las plantas se encuentran en abundancia los pinares y los alcornocales, que forman un gran ejemplo de bosque mediterráneo en buen estado de conservación.
Algunos bosques de pino marítimo (Pinus pinaster) y pino carrasco (Pinus halepensis) están presentes a lo largo de la costa.
[1] En cuanto a la fauna, esta es igualmente variada y cuenta con una gran cantidad de especies endémicas.
Destaca la presencia del águila real, que vive en las cimas del Monte Cinto; el milano real (en Balagne) o la tortuga de Hermann (en peligro de extinción).