Por otro lado, parte del espacio ha sido declarado Zona de especial protección para las aves (ZEPA), según lo establecido en la directiva 79/409/CEE relativa a la conservación de las aves silvestres.
La orografía escarpada de esta zona atrapa las nubes que arrastran los vientos alisios, permitiendo mantener una humedad constante.
La actividad erosiva desarrolló un profundo barranco, con paredes casi verticales incidiendo incluso en el complejo basal (materiales más antiguos de la isla).
[1] Atendiendo a la flora, es destable la presencia de especies endémicas como la adelfa de monte (Euphorbia mellifera) o el pensamiento de cumbre (Viola palmensis), así como los abundantes tilos, viñátigos, laureles, acebiños, barbuzanos, madroños, fayas, brezos y extraordinarios helechos gigantes.
Entre la fauna merecen una especial mención las palomas turqué y rabiche, así como un gran número de invertebrados.