Parque natural de San Lorenzo del Munt y del Obac

Un nuevo plan especial fue aprobado en 1982 ante el desmesurado crecimiento de las urbanizaciones que lo rodeaban.

Tiene clima mediterráneo subhúmedo; por eso los principales bosques son de encinas y pinos, aunque también hay importantes robledales.

Estos cantos rodados se fueron cimentando mediante una matriz calcárea o arcillosa, dando lugar a los conglomerados.

Las cimas principales están rodeadas de murallas rocosas escalonadas, socavadas por abrigos y cuevas, y flanqueadas por monolitos residuales de nombres caprichosos: Cavall Bernat, Cova del Drac, etc.[3]​ A nivel subterráneo, el agua ha modelado un impresionante conjunto de cavidades que, al aflorar al exterior, dan lugar a las conocidas simas, cuevas, surgencias y madrigueras.

[6]​ El parque natural de Sant Llorenç del Munt i l'Obac se encuentra ubicado en la mitad septentrional de la cordillera Prelitoral catalana, a caballo entre las comarcas del Bages, Vallés Occidental y Moyanés, entre el río Llobregat, al oeste, y el río Ripoll, al este.

También los trenes de FGC llegan mediante diversas líneas (S1, S2 y R5) a estos destinos.

La base del macizo se encuentra ocupada por pinares de pino blanco (Pinus halepensis), muy resistentes a la falta de agua, que llegan hasta los 600 metros de altitud y suelen ser sustituidos en las zonas menos soleadas y/o altas por pino rojo (Pinus sylvestris) y pino negro (Pinus nigra).

En los roquedos y en los acantilados hay plantas de gran interés, adaptadas a condiciones extremas.

Por la gran variabilidad de ambientes ecológicos presentes en los terrenos del parque, se pueden diferenciar claramente diversas comunidades faunísticas bien particulares.

No es raro sorprender a alguna ardilla (Sciurus vulgaris) saltando entre las ramas o conejos (Oryctolagus cuniculus) en los pedregales de las laderas.

Las aves representan el grupo más numeroso de los vertebrados del macizo.

En las partes bajas del macizo abundan el jilguero (Carduelis carduelis), la abubilla (Upupa epops ) y el zorzal (Turdus philomelos), que nidifica en uno de sus límites más meridionales en la Península.

Tampoco es raro sorprender entre los pedregales del parque al lagarto ocelado (Timon lepidus) o la víbora hocicuda (Vipera latastei).

Muy pronto comenzó su decadencia, aunque siguió estando habitado hasta 1637, siendo después abandonado.

[10]​ También deberíamos destacar los numerosos castillos y torres fortificadas que se construyeron entre los siglos IX-XII.

Además de los castillos de Mura y Pera (cuyas primeras referencias escritas datan del 978) o Rocamur (citado en 1055), levantados sobre rocas escarpadas alrededor del Montcau y actualmente en un estado ruinoso, en la periferia inmediata al parque podemos encontrar interesantes ejemplos como los de Castellar del Vallés, Rocafort, Talamanca o Castellbell.

Monolito rocoso formado por conglomerado. Sierra del Obac.
La Mola (1104 m), con el monasterio de Sant Llorenç del Munt en la cumbre.
Ramonda myconi , denominada popularmente oreja de oso, planta herbácea relictual del Cenozoico.
Jabalí hembra (jabalina) con sus crías (rallones).
Lagarto ocelado ( Timon lepidus ).
Puig de la Balma, Mura . Masía del siglo XI construida aprovechando un refugio rocoso (balma).
L'Escudelleta, Rocafort y Vilumara , lagares construidos en el siglo XIX .
Sierra del Obac con la Plana del Bages y el Prepirineo nevado al fondo.