Lofoscopia

[2]​ Estos diseños se presentan en todos los primates, desde los prosimios hasta el ser humano,[3]​ y esporádicamente se encuentra en otros mamíferos como la ardilla común; en algunos insectívoros, que pueden presentar patrones específicos, y en algunos marsupiales se pueden observar algunas zonas de la piel profusamente trazada aunque con poca especialización (sin diseños específicos, solo líneas algo curvas y paralelas entre sí).

[3]​[5]​ Los diseños reciben el nombre genérico de dermatoglifos, lofogramas o papilogramas.

[cita requerida] El vocablo lofoscopia proviene del griego lofos, cresta, relieve o promontorio, y skopein, y por ello significa «observación de los relieves o crestas».

Este término, junto con toda la terminología utilizada en España, fue acuñado por Florentino Santamaría Beltrán.

Los patrones que forman varían en una población conforme ésta se va meztizando con otras.

En 1901 lo adoptó la New Scotland Yard y, desde entonces, esta práctica se extendió rápidamente por el resto del mundo.

Esos dibujos se llaman quirogramas o palametogramas, y fueron introducidos por Santamaría.

El cual fue publicado en forma completa en los números 74 a 78 de la revista Identificación y Ciencias Penales.

Este sistema admite tanto archivos monopalmares (los policiales) como bipalmares (los registros de recién nacidos).

Las crestas papilares, en identificación, son los relieves epidérmicos que formando muchos dibujos aparecen visibles en una partes del cuerpo.

Las papilas dérmicas se proyectan hacia la superficie, dando lugar a la formación de los relieves, llamados crestas papilares.

Estos relieves son más frecuentes en las zonas de mayor rozamiento.

Estas también están compuestas por una serie de elementos: agua en más del 99%, cloruro sódico, aminoácidos (arginina, tiroxina…), ácidos grasos y proteínas.

Este período se caracteriza por la carencia de documentación que acredite el uso de los calcos papilares; por lo que, aunque se han encontrado diversos motivos que los incluyen, no es posible determinar con certeza su significado y el motivo por el cual han sido estampados.

A su vez, las notificaciones judiciales se firmaban con la impresión, ya sea de la palma derecha como del pulgar.

[9]​ El arqueólogo Aurelio Stein descubrió en Anatolia tres placas de cerámicas enterradas en el desierto, correspondientes con tres contratos de origen chino datados en el año 782, en donde se puede leer: «ambas partes concuerdan con estos términos que son claros y justos e imprimen sus dedos que son marca inconfundible».

En el siglo XII, al autor chino Shi Naigan escribiò una serie de novelas policiales en donde se utilizan las huellas digitales para identificar criminales.

Este período se caracteriza por el uso del método científico para la obtención de conocimientos.

Los discípulos de Malpighi continuaron su trabajo, ampliándolo a otras especies.

Entre ellos se destacaron Federico Ruich y Bernardo Albino, quienes publicaron un trabajo muy completo en 1701.

Christian Jacob Hintze, pese a no describirlos, menciona en su tesis doctoral (en 1747) haber detectado unos diseños en las palmas de las manos y la planta de los pies, a los que denominó silcisspiralibus variis.

En dicho trabajo (de 56 páginas) describió los diseños digitales y los clasificó en nueve categorías.

Al año siguiente, el embriólogo alemán Rodolfo Kolliker determina que los calcos papilares no solo existen en la vida intrauterina sino que permanecen hasta sobrevenir la descomposición cadavérica, asentando uno de los pilares de la lofoscopía: la «perennidad».

Lo que siguió fue una controversia de varios años entre ellos sobre la primacía de los descubrimientos, la que se resolvió adjudicándole a Herschel los avances en el ámbito penal y a Faulds los del ámbito civil.

También fue él, quien mediante una carta publicada en Nature reconcilió a Herschel y Faulds, haciéndoles notar que sus trabajos fueron independientes.

En 1894, el periodista Francisco Latzina, al notar que la icnofalangometría no consistía en tomar la medida de las falanges, propone cambiarle el nombre a dactiloscopía, hecho que es adoptado con rapidez.

Regresa a Europa en 1899 y publica su trabajo al año siguiente, en el libro Classification and Uses of Finger Prints.

En cambio, el irlandés Emile Jerlow consideró que era más conveniente identificar a los recién nacidos por su pelmatograma, para lo cual presentó en 1928 un sistema de identificación plantar.

Según datos del FBI, el Integrated Automated Fingerprint Identification System (IAFIS) procesó por este método 61 millones de fichas decadactilares durante el año fiscal de 2010.

Una vez tomada esta imagen, sea mediante una fotografía o impresión entintada, la identificación propiamente dicha queda en manos de la dactiloscopia.

Frente a hechos delictuosos, los sospechosos deben completar fichas dactilares a modo de registro.
Ficha decadactilar femenina (roja) tomada por la Policía Federal Argentina .
Dejar impresiones palmares es también una forma de arte.
En regiones de Afganistán, se sigue utilizando que los documentos se firmen con huellas dactilares.
Marcello Malpighi es considerado el primero en estudiar el origen cutáneo de los diseños dactilares.
Impresiones tomadas por William James Herschel entre 1859-1860.
Impresión de Francisca Rojas , la primera persona condenada por sus huellas dactilares.
Escáner utilizado en Alemania para identificar a quienes tramitan un pasaporte.