Puede estar perfumado, texturado, coloreado, impreso o sin ninguna de estas características.
En la antigua Roma se practicó el hábito de la limpieza que hoy se asocia con el uso del papel: Una esponja amarrada a un palo y sumergida en un balde de agua salada que estaba a disposición en los baños públicos.
En el siglo IX, las personas en Occidente solían limpiarse con hojas de lechuga y agua.
Lord Chesterfield, en una carta a su hijo en 1747, habla de un hombre que compró: El estadounidense Joseph Gayetty es reconocido como el inventor del moderno papel higiénico disponible comercialmente.
Su éxito fue tal, que incluso le permitió décadas más tarde sobrevivir a la Gran Depresión.
Después, renombrado Scottex la dama delicada sería sustituida sucesivamente por un bebé mofletudo, un osito y un perrito.
[3] El papel higiénico húmedo, llamado toallitas húmedas, se comercializó por primera vez en Reino Unido en 1958,[4] promocionándose como un mejor método de limpieza que el papel higiénico seco tradicional y aunque se presentó como un producto desechable, su creciente popularización mundial produjo acumulaciones en la red de saneamiento y consecuentes obstrucciones.
Para 2016, muchos municipios habían comenzado campañas de educación para aconsejar a los ciudadanos que no tiraran las toallitas húmedas por el inodoro.
El papel higiénico está disponible en varios tipos, una variedad de colores, decoraciones y texturas, para hacer un guiño a la preferencia personal.
Aunque esta práctica es recurrentemente cuestionada por producir desde alergias hasta cáncer de piel.
Un portarrollos es un utensilio para sostener el rollo de papel y ayudar a desenrollarlo fácilmente.
Su fabricación tiene serios cuestionamientos en salud laboral por exposición a varios agentes químicos usados en el proceso.
Las grandes asociaciones ecologistas insisten en que la pulpa virgen proceda de bosques con certificados de sostenibilidad (FSC u otros), pero los más grandes y publicitados fabricantes, se niegan a aplicar normas similares en el resto del mundo.
Contaminamos menos y ayudamos al ambiente reduciendo el consumo de papel higiénico.
Este papel higiénico no incluye en su composición fibras plásticas ni viscosas, por tanto, las hace biodegradables y dispersables con el agua en movimiento, a diferencia del papel higiénico habitual.La capacidad de desintegración ha sido avalada por EDANA (la asociación de fabricantes de Non woven (tejido no tejido)) que a nivel mundial que desarrolló los criterios que el papel debe cumplir para ser desechable por el inodoro (WC).