Es probable que su actividad se centrara en Volterra primero y posteriormente en Roma.
[16] Lino vivió un período difícil, con una Iglesia subterránea y todavía en construcción, y resistió distintas etapas de persecución contra lo que los romanos todavía consideraban una secta judía.
Su recuerdo se mantuvo olvidado durante mucho tiempo, hasta el punto de que Tertuliano llegó a considerar como sucesor de Pedro a San Cleto.
Creó los primeros quince obispos, y ordenó a las mujeres entrar en las iglesias con la cabeza cubierta.
[17] Durante su pontificado habrían sido martirizados los evangelistas Marcos y Lucas.