[2] Juan, quejoso de los estragos que hacía en Italia y en Roma el duque de Spoleto, hizo un viaje a Francia, y en Arlés coronó a Luis el Balbuciente.
En 879 Juan, a solicitud del emperador de Constantinopla Basilio I, reconoció a Focio como Patriarca legítimo, después de haberse reinstaurado en la silla patriarcal, declarándole obispo, hermano y colega.
Juan VIII aceptó también la llamada cláusula Filioque sobre la controvertida redacción de la versión latina del Credo niceno y restableció la autorización dada por Adriano II para celebrar la liturgia en lengua eslava.
Sin embargo, a la muerte de Luis el Germánico, Carlos se encontró en dificultades.
Algunos años después, en 881, siguiendo la misma táctica, Juan VIII hizo coronar emperador a Carlos III el Gordo.