Su padre, Joaquín Fernández-Quintanilla Pérez-Valdés, era médico, aunque su vida profesional la desarrolló en el campo de la aviación, primero como piloto y posteriormente como consejero en la Compañía Iberia, profesión que compaginó con la de escritor.
En su familia se conoció el exilio y estuvo presente por su tío, el pintor Luis Quintanilla, plasmándose en el libro, escrito por su padre Al final de la cabriola.
Fernández-Quintanilla, durante su etapa universitaria en pleno franquismo, inició su despertar político y participó en la lucha por la consecución de las libertades y la democracia en España, siendo militante del Partido Comunista.
[7] Como investigadora estudia a la mujer con un prisma diferente, viéndola como sujeto con personalidad propia dentro de la sociedad.
[10][11] Como mujer y como historiadora se ha encontrado con la invisibilidad de las mujeres, Fernández-Quintanilla dice que la sociedad española ignora todas las aportaciones que han hecho las mujeres del pasado al arte, a la ciencia, al deporte, a la política y a la cultura.