Se incorporan nuevos materiales, desvirtuando la armonía y el carácter del palacio tradicional montañés.
Pertenece este palacio al estilo ecléctico predominante a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, época a la que pertenece la mayor parte de la actual construcción.
Sin embargo la irregularidad geométrica de la planta, los ventanales rasgados, las galerías, la azotea, la torre incorporada y la buhardilla nos remiten a otros estilos anteriores a la reforma.
Leonardo Rucabado respetó la antigua construcción barroca e incorporó una nueva fachada principal y otros volúmenes laterales, así como la torre con remate de ventanas gemelas, de aspecto neorrenacentista.
[2] Anexa a la casa se encuentra una pequeña capilla con un pórtico de cinco columnas toscanas.