Estos trabajos estuvieron a cargo del arquitecto Leonardo Villanueva Meyer.
El palacio ha sido utilizado como residencia y oficina principal de la mayoría de los presidentes, a excepción de algunos, como Laurentino Cortizo, Juan Carlos Varela, Ricardo Martinelli, Martín Torrijos, Mireya Moscoso y Ernesto Pérez Balladares, que optaron por mantener sus residencias y viajar diariamente a este.
Estas garzas, traídas de Darién, fueron obsequiadas por el poeta Ricardo Miró al presidente Belisario Porras.
En el segundo piso hay un patio andaluz, de fuerte influencia Colonial, entre cuyas columnas se encuentran cinco esculturas que representan la ley, la justicia, el trabajo, la constancia y el deber.
Esta galería se extiende por distintos lugares del edificio y cuenta con medallones en blanco para futuros mandatarios.
Este salón está decorado con amplios murales que presentan la cosecha del tamarindo y la caza en la isla de Taboga.
Estos trabajos fueron encomendados por el presidente Juan Demóstenes Arosemena y realizados por Roberto Lewis en 1938.
Este salón, denominado Belisario Porras, en honor a dicho expresidente, es uno de los más recientes en el palacio.