En este hospital fue donde se embalsamó y exhibió el cadáver del emperador Maximiliano de Habsburgo tras su fusilamiento.
La construcción fue ordenada por el entonces presidente, Porfirio Díaz, para mostrar durante su mandato el progreso y avance generado en el país.
La obra actual se ejecutó por órdenes del entonces presidente Porfirio Díaz en el año de 1904, bajo el proyecto del arquitecto italiano Silvio Contri.
Díaz buscaba con la creación de este monumental edificio (y muchas otras obras que se levantarían durante su largo mandato) mostrar a México ante el mundo como una nación moderna y avanzada.
En su edificación se emplearon las técnicas más modernas y no se escatimó detalle alguno: La estructura metálica fue ejecutada por la casa Milliken Bros., de Nueva York; la herrería a la Fondería del Pignone, de Florencia; el alumbrado y la calefacción a la empresa Arthur Franzen and Co., y los elevadores a la Officine Meccaniche Stigler, de Milán.