Palacio Walker

Arturo Besa encargó a Carlos Irarrázaval el diseño del palacio en 1923, este se realizó en estilo Tudor y fue terminado en 1928.

La familia Walker ocupó la residencia hasta 1952, año en que la vendieron a Renato Bubony Pozzy, quien la revendió 1954.

Sin embargo el edificio siguió siendo ocupado de forma clandestina incluso por un prostíbulo que se instaló en su tercer piso.

En 1991 el edificio fue desalojado nuevamente por un juicio interpuesto por su dueño; posteriormente el edificio fue habitado por okupas quienes propusieron la creación del centro cultural Ainilin, su compromiso les permitió realizar pequeñas restauraciones y obtener el palacio como comodato por 12 años.

En la actualidad el palacio Walker se mantiene con graves daños estructurales y en su interior poco queda de su original diseño, aun así el edificio espera una pronta restauración.

Para cambiarle la cara al inmueble, la arquitecta a cargo, Estelí Slachevsky, diseñó una estructura moderna de cinco pisos.