Palacio Real de Capodimonte

En la primera se encontraban los Apartamentos Reales, cuya decoración aun se conserva parcialmente y que, actualmente, sirven para exponer mobiliario, objetos artísticos y decoración que perteneció a las diferentes dinastías que han habitado Capodimonte u otras residencias reales napolitanas; asimismo, también se exponen objetos provenientes de residencias nobiliarias.[1]​ En 1755, en el palacio todavía en construcción, se inauguró la Real Academia del Desnudo, dirigida por Giuseppe Bonito.[1]​ En 1758, finalmente, quedó inaugurada al Galleria Farnesiana cuando se trasladaron los primeros cuadros al inmueble, que ocuparon doce de las veinticuatro salas que rodeaban el primer patio, todavía en proceso de finalización.[1]​ A esto había que añadir una cuestión de carácter económico, puesto que el interés del nuevo rey se había desplazado hacia el Palacio Real de Caserta, también en construcción.[10]​ Las habitaciones del segundo patio se unieron a las ya realizadas mediante dos largos salones destinados a convertirse, con el inicio del nuevo siglo, en salones de representación; y, finalmente, se inauguró un taller de restauración.Además, unos treinta años después se realizó una escalera monumental de piperno, diseñada por Antonio Niccolini, que atraviesa estas curvas partiendo del Tondo para proporcionar un acceso rápido a la residencia, aunque solo peatonal.[14]​ Durante el decenio francés, la residencia, completa solo en dos terceras partes, no sufrió ninguna modificación arquitectónica.En 1819, por ejemplo, alojó al canciller austríaco Klemens von Metternich y a su consorte.Durante su estancia se ofrecieron banquetes para más de mil invitados y fueron alabados los platos preparados, entre ellos la sfogliatella, y los juegos escénicos creados, como el de un cuadrúpedo lanzado en paracaídas desde un globo aerostático.[18]​ Tanto Fernando como su sucesor, su hijo Francisco I, utilizaron el palacio como residencia, junto con las de Portici y Caserta.[18]​ En 1830 llegó al trono Fernando II, que se encontró con un palacio todavía inacabado.[8]​[19]​ Entre 1836 y 1837 se decoraron las nuevas salas destinadas a los aposentos regios en estilo neoclásico.[20]​ Además, las salas se embellecieron con obras compradas por los soberanos o enviadas por jóvenes artistas napolitanos que se habían ido a estudiar a Roma con una contribución real, realizadas por ellos mismos para mostrar sus progresos.[18]​ En esta época también empezó la remodelación del parque, encargada a Friedrich Dehnhardt,[8]​ que lo transformó en un jardín inglés con parterres y diferentes especies de árboles, además de plantas exóticas y raras.[18]​ El corto reinado de Francisco II (1859-1861) fue irrelevante para al historia del palacio.[21]​ En primer lugar, el nuevo director, creó una Galleria di Arte Moderna en los apartamentos del piano nobile, que reunía obras pictóricas de artistas vivos preferentemente napolitanos, dos grandes lienzos de Camuccini fueron ya instalados en 1862, provenientes del Palacio Real.[8]​ El palacio tiene una planta rectangular, con cuatro resaltos (dos en cada fachada) en sus dos extremos que sobresalen ligeramente respecto al volumen central.[3]​ Presentan además pilastras toscanas de piperno gris que se alternan con las ventanas, sustituidas por balcones en la primera planta; en la planta baja, a las ventanas se añaden los portales con arcos de medio punto que permiten la entrada.Antiguamente, los aposentos regios ocupaban la planta entera, reduciéndose a partir de 1861 al tercio situado alrededor del patio sur.El pavimento es de mosaicos antiguos y la tapicería, aunque se ha perdido en parte, es de seda y fue realizada por la Real Fabbrica di San Leucio siguiendo el diseño del propio Niccolini.[48]​ En la esquina del lado oriental del palacio se encuentra la Sala 31, denominada «Salón de la cuna» debido a que en ella se custodiaba una cuna trasladada posteriormente al Palacio Real de Caserta, que fue diseñada por Domenico Morelli e Ignazio Perricci[49]​ y donada por el pueblo de Nápoles a los Saboya por el nacimiento del futuro Víctor Manuel III en 1869.[76]​ En la Sala 52 está el «Salottino in porcellana», compuesto por más de tres mil piezas[76]​ y realizado entre 1757 y 1759 por Giovanni Battista Natali como boudoir para la reina María Amalia en el Palacio Real de Portici.Todas las fases de su realización son conocidas a través de varios documentos: Luigi Vanvitelli, en una carta dirigida a su hermano Urbano, fechada en junio de 1758, afirmó haber visto la obra todavía sin montar y por tanto puede deducirse que ésta se iniciara el año precedente y seguramente se concluyera en 1759, año en el que Giuseppe Gricci se desplazó a Portici con veintiséis carros que contenían el material listo para ser montado.[77]​ Las paredes están decoradas con animales, trofeos musicales, ideogramas chinos ensalzando al rey Carlos —escritos por un poeta que perteneció al Collegio dei Cinesi de Nápoles—, festones y escenas de vida china alternadas con espejos.El techo de estuco se fusiona con la construcción en porcelana, la cual está fijada a las paredes mediante tornillos que apoyan sobre una jaula de madera y están escondidos por cornisas, guirnaldas y frutas.[77]​ Las placas de porcelana se instalaron en la actual Sala 7, con un techo moderno realizado ad hoc.[79]​ La Sala 53, también reducida respecto a su tamaño original, conserva en su interior retratos de los hijos de Fernando y María Carolina, realizados por Élisabeth Vigée-Le Brun; un tapiz gobelino, que muestra a Don Quijote en la fiesta de Barcelona organizada por don Antonio Moreno; y, en las paredes, cuatro consolas con cintura dorada decoradas con trofeos militares del siglo XIX: sobre estas consolas hay cuatro jarrones adornados con copias de estatuillas que representan al Hércules Farnesio, realizadas en loza por la fábrica Del Vecchio.Este último pintor da nombre a la estancia: son suyos los inmensos cuadros Muerte de Julio César y Asesinato de Virginia, ambos trasladados en 1862 desde la Primera Antecámara del Rey en el Palacio Real.[89]​ Aunque en la actualidad el Apartamento Real se limita a las salas arriba descritas, antiguamente se extendía por la planta entera y muchas de las salas hoy ocupadas por el museo tuvieron importantes funciones en la vida cortesana.[2]​ Conserva principalmente cuadros, distribuidos en varias colecciones, entre las que destacan la Farnesio y la Galería Napolitana.
Carlos de Borbón, a quien se debe la construcción del palacio
Ferdinando Fuga, uno de los arquitectos que participaron en la construcción del palacio.
Joaquín Murat, uno de los soberanos que transformó el palacio en residencia privada
El palacio a finales del XIX
El palacio visto desde la colina de la cartuja de San Martino
La primera planta del palacio. El actual Apartamento Real ocupa las salas resaltadas en verde, junto con la sala 52. El resto forma parte del Museo Nacional de Capodimonte.
La sala 23 vista desde la alcoba
La sala 31 o «salón de la cuna»
La sala 33
La sala 37 o «Segunda sala de fiestas»
La sala 42 o «Salón de las fiestas»
La sala 43 o «Tercera sala de fiestas»
El salottino de porcelana
El techo del salottino
Retrato de Letizia Remolino , estatua de Antonio Canova conservada en la sala 55
El Salón Camuccini
La sala 60
La sala 12 del Museo Nacional de Capodimonte
El parque de Capodimonte