Fue construido por el arquitecto italiano Eusebio Chelli a petición del agrimensor y político Maximiano Errázuriz Valdivieso en 1872.
De aspecto sobrio e imponente, el Palacio Errázuriz responde a las características formales del neoclásico, con una clara influencia Italiana.
Se ingresa por un gran patio de honor, evocativo a las villas del Renacimiento.
Todas los salones poseen parqués de finas maderas y antiguamente estaban entelados en seda.
En 1941, el gobierno de Brasil lo adquirió para convertirlo en embajada, labor que ya no cumple.