El rey Jaime II el Justo, concede en 1323 el Señorío de Gandía a su hijo el infante Pere.
[1] Con la llegada de la familia Borja, el edificio se verá ampliado y modificado.
A esta época corresponde la remodelación del Salón de Coronas.
Tras la muerte del undécimo duque de Borja sin descendencia, el ducado y el edificio pasaron a manos de familias nobles, que normalmente no residían en Gandía.
A partir de entonces se llevará a cabo en el palacio una importante restauración cuya finalidad fue consolidar todos los espacios del inmueble y promover toda una nueva decoración artística destinada a elevar la figura de San Francisco de Borja.