Dichas cuevas tuvieron uso habitacionales y agrario-ganadero al menos durante 600 años, especulándose que estuvieron ocupadas hasta principio del siglo XX.
La cueva tiene la particularidad de su estructura abovedada (caso único en las islas) y contar con un orificio artificial que al recibir la luz del amanecer produce un efecto óptico peculiar sobre las imágenes impresas en la pared de la cueva.
[10] Se considera también que fue utilizado como observatorio astronómico por los aborígenes.
[12] También el geógrafo Eustaquio Villalba, ha puesto en cuestión la existencia de un observatorio astronómico en Risco Caído.
[12] Ambos critican además que un solo artículo ―que consideran con «poca base científica»―, escrito por el descubridor del yacimiento, Julio Cuenca, haya bastado para tal declaración internacional.