La historia que cuenta es el momento en que Santa Paula (siglo IV) se despide de sus hijos y se embarca en el puerto romano de Ostia, marchando a Palestina, donde vivirá como ermitaña con San Jerónimo.
Pero el tema religioso es más bien un pretexto para pintar un paisaje.
Dicha arquitectura es anacrónica respecto a la escena representada, ya que en vez de pertenecer a época romana se corresponde estilísticamente con la arquitectura renacentista.
Este cuadro formaba pareja (pendant) con Paisaje con Tobías y el Arcángel Rafael, también en el Prado: mientras Santa Paula representa el amanecer, Tobías está situado al atardecer, simbolizando el paso del tiempo.
El cuadro tiene dos inscripciones: IMBARCO S PAVLA ROMANA PER TERRA Sta (abajo a la derecha) y PORTUS OSTIENSIS A(ugusti) ET TRA(iani) (delante sobre una piedra).