Pachinko (novela)

Así, se nos presenta una historia conducida por un gran elenco de personajes que se verán expuestos al racismo y estereotipos que sufrieron los coreanos en el país nipón durante el siglo XX.

Tres años después, llega un nuevo corredor de pescado de la lonja, Koh Hansu quien, ocultando que estaba casado, seduce a Sungja, promete llevarla a Japón y la deja embarazada.

Ella, avergonzada, confiesa su situación a uno de sus inquilinos, Baek Isak, un joven y enfermizo sacerdote protestante que decide casarse con ella y emigrar a Osaka juntos, donde vive su hermano con su esposa.

Poco después del nacimiento de Mozasu, hacen prisionero a Isak porque pillaron a un miembro de su iglesia leyendo el Padre nuestro cuando tendrían que estar alabando al emperador.

Poco después, sacan a un moribundo Isak de prisión, que pasará con su familia sus últimos momentos.

Yoseb consigue sobrevivir, aunque queda mutilado de por vida, y regresa a la granja donde vive la familia.

Mientras tanto, Mozasu deja el colegio y empieza a trabajar para Goro, un hombre que administra salones de pachinko.

Se enamora de Yumi, una costurera coreana que sueña con vivir en Estados Unidos.

Al chico lo aceptan más tarde en una universidad de Estados Unidos, y tras graduarse acepta un trabajo en un banco británico que opera en Japón y vuelve al país nipón con su novia Phoebe.

Cuando la mujer muere poco después por causas naturales, los jefes de Solomon piensan que esto atraerá mala publicidad y lo despiden, señalando las relaciones de su padre con el pachinko (a menudo se relaciona a estos negocios con la mafia) e insinuando que la mujer murió por órdenes suyas.

Con una nueva vocación descubierta y una visión de la vida más clara, Solomon rompe con Phoebe, se va a trabajar con su padre y llega a buenos términos con una Hana moribunda en el hospital.

Se menciona muchas veces la relación de los coreanos con el negocio del pachinko, siempre con desprecio.