Juan Pérez de Guzmán y Gallo

Inició su carrera periodística como redactor del periódico conservador La Época, sustituyendo interinamente a su director al fallecer el Marqués de Valdeiglesias.[6]​ El conocimiento de la copiosa correspondencia mantenida entre la reina y el privado le llevó a presentar en sus trabajos a una María Luisa «poco menos que canonizable», según Carlos Seco Serrano.Su apasionada defensa de los reyes y del valido,[n. 1]​ pese a la abundante documentación en que se apoyaba, suscitó una dura réplica desde el extremo opuesto, encarnada fundamentalmente en los escritos del «diplomático metido a historiador» marqués de Villaurrutia.Una obra, en suma, que viene a llenar el lamentable vacío historiográfico que, como ya se ha dicho reiteradamente, existe en torno a personaje tan decisivo de nuestra historia como fue Manuel Godoy.Pero al mismo tiempo, el profesor alicantino reconoce dos hechos innegables: primero, que el origen de su privanza y la razón de su ascenso estuvo «en el deslumbramiento que en sus regios protectores produjo la convicción de haber hallado en él al más incondicional guía para conducir la monarquía y encumbrar al país cuando descargaba sobre Europa la tormenta de la Revolución»; y segundo, que Godoy respondió a la confianza que en él se depositó con una lealtad sin fisuras y con un esfuerzo personal extraordinario, «sin regatear un momento de agotador trabajo para conseguirlo», animado siempre por la más diligente voluntad de servicio para con los reyes y para con el país, «aunque pocas veces midió sus fuerzas, y confió demasiado en sí mismo, hasta convertirse en "náufrago", y no piloto, en la tormenta europea».