El pánico de 1907 se propagó por todo el país cuando numerosos bancos nacionales y locales así como diversos otros negocios entraron en bancarrota.
Cuando esta oferta fracasó, los bancos que habían prestado dinero para la operación de acaparamiento quebraron, y todos sufrieron pérdidas que se propagaron a los bancos y sociedades fiduciarias afiliadas.
El pánico podría haberse profundizado si no hubiera sido por la intervención de J. P. Morgan, quien empeñó grandes sumas de su propio dinero y convenció a otros banqueros neoyorquinos para que hicieran lo mismo, apuntalando el sistema financiero.
En esa época, los Estados Unidos no contaban con un banco central que pudiera inyectar liquidez al mercado.
Cuando el presidente Andrew Jackson permitió que la carta fianza del Second Bank of the United States expirara en 1836, los Estados Unidos no contaban con ningún tipo de banco central y la oferta monetaria en Nueva York fluctuaba de acuerdo con el ciclo agrícola anual del país.
Entonces, los inversores extranjeros enviaban su dinero a Nueva York para aprovechar las altas tasas.
[10] El 27 de julio, el Commercial & Financial Chronicle señalaba que "el mercado sigue inestable".
[5] El otoño siempre era una época vulnerable para el sistema bancario, circunstancia combinada con un mercado de acciones movido, por lo que incluso un pequeño shock podía tener graves repercusiones.
Otto propuso un estrangulamiento de posiciones cortas, en la cual los Heinze comprarían agresivamente tantas acciones como fuera posible y, luego, forzarían a los vendedores cortos a pagar por sus acciones prestadas.
[15] Para financiar este esquema, Otto, Augustus y Charles Morse se reunieron con Charles T. Barney, presidente del tercer fondo fiduciario más grande de la ciudad, la Knickerbocker Trust Company.
Barney había proporcionado financiación para esquemas previos de Morse; sin embargo, Morse advirtió a Otto que necesitaba mucho más dinero del que tenía y Barney declinó otorgar financiación.
[20] Para el fin de semana posterior al acaparamiento fallido, no se había declarado todavía un pánico sistémico.