Ortoepía

El término procede del griego ὀρθοέπεια, de ὀρθός orthos ("correcto") y ἔπος epos ("discurso").

El término que podría ser su antónimo, cacoepía ("pronunciación incorrecta"), no está recogido por el Diccionario de la Real Academia.

Entre los defectos que pretende corregir esta disciplina incluye el ceceo, el checheo, el itacismo, el metacismo, el rotacismo, el seseo, el yeísmo y otras muchas.

[9]​ En la misma línea, se puede citar la obra publicada en 2018 por el ensayista mexicano Juan Domingo Argüelles (nacido en 1958), titulada "Las malas lenguas.

Barbarismos, desbarres, palabros, redundancias, sinsentidos y demás barrabasadas",[10]​ en la que se citan casos de distintas incorrecciones habituales en el lenguaje español, entre las que se hace referencia a varios problemas frecuentes con determinadas normas de la ortoepía.

La ortoepía está ligada tanto a la correspondencia entre las palabras y los sonidos concretos con los que se materializan de acuerdo con unas reglas concretas (lo que podría denominarse "ortolalia"), y la propia capacidad fisiológica para poder articular correctamente estos sonidos (aspecto relacionado con la "fonología").

En la gramática del inglés, la ortoepía es el estudio de la pronunciación correcta prescrita para el Standard English.