Oración del pecador

No consiste en la recitación de un determinado credo sino en una oración (normalmente improvisada y guiada por un predicador) en la que el creyente se confiesa pecador y pide el perdón divino por medio del sacrificio de Jesucristo.

Quienes defienden esta práctica ven un ejemplo bíblico de esto en el contraste entre la oración del fariseo (que se considera a sí mismo como una persona moralmente superior) y la del publicano (sinceramente humillado delante de Dios): En ocasiones, la oración del pecador es realizada por cristianos ya convertidos con el propósito de buscar redención o reafirmar su fe en Cristo durante un momento de crisis en el que la muerte es inminente.

Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí a un Dios tan bueno.

Aunque no es posible encontrar ejemplos de este tipo de oración en la Biblia, sus defensores afirman que su práctica está respaldada por pasajes como Romanos 10:9-10, Lucas 18:13-14 y Mateo 7:7.

Los críticos afirman que muchos de los supuestos convertidos mediante la oración del pecador no llegan a madurar como cristianos.