En 1917, con la Guerra civil en Rusia, el ejército desmoralizado y los alemanes avanzando a pasos agigantados, el Alto Mando Alemán esperaba que en el caos de la revolución estancara la ofensiva rusa y el sitio de Riga, pero se llevaron una agria decepción.
Por ello el Alto Mando decidió avanzar al este, y uno de sus puntos estratégicos eran las islas estonas del Báltico.
Cuando se notó que había fuerzas insuficientes para realizar la tarea, el Príncipe Enrique remarcó con reticencia el minado estratégico en las islas de Ösel y Dagö que tenían una gran importancia en la minería.
Esto contribuyó a renovar la devastada flota, pero todavía era superada por las demás potencias.
En la Operación Albión fueron las naves más potentes que participaron en la batalla del estrecho de Moón, pero el Slava recibió daños mayores.