Los parásitos adultos dan origen a las microfilarias, las cuales se movilizan por la dermis sin periodicidad especial; pueden invadir los ojos y ocasionalmente la sangre, ganglios linfáíicos o vísceras.
De la piel son tomadas por la hembra del género Simulium más comúnmente por "Simulium damnosum", díptero hematófago que para alimentarse lesiona la piel y forma una pequeña laguna de sangre, que se observa como un punto rojizo.
La patología producida por los parásitos adultos consiste en nódulos subcutáneos llamados oncocercomas, que están formados por tres partes, una cápsula fibrosa periférica, otra intermedia fibrosa y celular vascularizada y en el centro los parásitos enrollados que pueden vivir 10 años o más.
La oncocerciosis clínica se caracteriza por la afectación de la piel, el tejido subcutáneo, los ganglios linfáticos y los ojos.
El período de incubación desde las larvas infecciosas hasta los gusanos adultos varía entre algunos meses y 1 año.
Cuando los gusanos maduran, copulan y producen microfilarias, comienzan a aparecen nódulos subcutáneos que pueden encontrarse en cualquier parte del cuerpo.