En la mitología nahua de la Huasteca se le conoce con el nombre de Ompacatotiotzin (del náhuatl: Onpakatotiotsin ‘divinidad doble’‘onpa, doble; totiotsin, divinidad’).[2] Ometecohtli representa la esencia masculina de la creación y es esposo de Omecíhuatl y abuelo de 4 dioses[3] a los cuales se les asigna un lugar: Tezcatlipoca rojo, el Tezcatlipoca negro , Quetzalcoatl y Omitecohtli.Ometéotl son llamados in Tonan 'nuestra madre', in Totah 'nuestro padre', Huehuetéotl (del náhuatl: madre nuestra, padre nuestro, dios viejo) como dualidad, residen en Ilhuicatl-Omeyocan (del náhuatl: Ilwikatl Omeyokan ‘el cielo donde (está) la dualidad’‘ilwikatl, cielo; ome 'dos' -yotl; omeyotl, dualidad; -kan, locativo’) que, a su vez, ocupa el más alto lugar de los cielos, ellos son creadores del universo y cuanto hay en él, como "señor y señora de nuestra carne y sustento", suministran la energía cósmica universal de la que todas las cosas derivan, así como la continuidad de su existencia y sustento.Nadie puede ser, Nadie puede ser amigo Del que hace vivir a todo; Solamente es invocado, Sólo a su lado y junto a él La mitología mesoamericana introduce el concepto de lucha que se simboliza por los combates entre los Dioses como forma de concebir la vida cósmica.Esta forma de concebir las deidades es lo que da lugar a la rivalidad entre los Tezcatlipoca y Quetzalcoatl, fruto de la cual son una serie de creaciones (tal y como se recoge en "Anales de Cuahtitlán"): Quetzalcoatl se transforma en sol para prevalecer sobre los otros y es el que crea a los hombres (en un primigenio estadio de barbarie); los otros Dioses indignados, reaccionan, destruyen el sol, la tierra y todo cuanto existe en ella, utilizando el agua para ello, y transformando a los hombres en peces.