Compartió con poetas como Pablo de Rokha, Ángel Cruchaga Santa María[5] y Miguel Serrano,[4] y durante su vida se relacionó más indirectamente con otros escritores contemporáneos, como Volodia Teitelboim, Eduardo Anguita, Andrés Sabella o Gonzalo Rojas.
Jorge Teillier solía recordarlo participando como violinista en una orquesta de ciegos, pese a que él no lo era.
[5] En 1925 se trasladó al puerto de San Antonio, donde trabajó como secretario del juez Eliodoro Astorquiza.
[8] En 1931, siendo aún un autor inédito, fueron incluidos tres poemas suyos en la antología La poesía chilena moderna, de Rubén Azócar.
Ese mismo año, fundó junto a Huidobro y Eduardo Anguita la revista Vital/Ombligo.
[10] Al año siguiente, en 1935, fue incluido en la polémica antología de Anguita y Teitelboim, Antología de poesía chilena nueva,[5] en la que incorporó una breve presentación personal, titulada «Yo, viejas y nuevas palabras».
Andrés Sabella y Antonio Acevedo Hernández le dedicaron dos artículos publicados en Las Últimas Noticias a pocos días del descubrimiento de su muerte.
[2] A esta primera reedición de LOM Ediciones le siguieron publicaciones consecutivas en México[18] y Venezuela.