Ollería

Desde esta sierra hasta el río Clariano, que constituye el límite sur del término, va descendiendo la altitud en sentido NE-SE, llegando a los 200 m en las proximidades del río.En la vertiente meridional de la Serra Grossa destacan los barrancos del Port, la Cova, la Murta, el Salido, etc.Este último emplazamiento fue estudiado en el siglo XIX por Juan Vilanova y Pieraque si bien en un primer momento definió este yacimiento como un dolmen, posteriormente lo incluyó dentro de la Edad de los Metales, dentro del primer periodo, el del cobre.Posteriormente, en 1937, Isidro Ballester Tormo, publicaría los resultados de sus estudios sobre el Castellet del Porquet, que finalmente atribuiría al Eneolítico-Bronce.Hay un edificio del convento, sustituido ahora por una cafetería, que en el momento de su fundación había 21 monjas.Durante el tiempo que estuvieron desocupados por la vida religiosa, los conventos de capuchinos y de dominicos fueron concedidos por el Gobierno al ayuntamiento para escuelas y hospitales; además durante la guerra civil se excavaron unos túneles que conectaban el convento de capuchinos y el centro del pueblo para que la gente pudiese pasar desapercibida por debajo de los túneles.Además de las fábricas de vidrio, en L’Olleria subsistían también gracias a las moreras, olivos, algarrobos, almendros y viñas, también se cultivaba mucho trigo, cebada, maíz, aceite, seda, vino, hortalizas, legumbres y mucha fruta.L’Olleria evolucionó y creció debido a la feria que el Rey Carlos II permitió hacer; una feria que empezaría el 5 de octubre y duraría ocho días.Es un pueblo que ha vivido diferentes culturas y cada una de ellas ha dejado su huella en el territorio.También cabe destacar el legado árabe con la producción terrissera, el nacimiento de la pirotecnia en l'Olleria, la toponimia y, sobre todo, la fabricación del vidrio.
Casa de la Vila
Iglesia de Santa María Magdalena
Pabellón municipal