Su primera educación fue con una institutriz en la Hacienda Villa Nora estudiando historia, literatura y francés.
[7] Al terminar sus estudios, vuelven a Colombia y conforman una admirable familia de la cual nacen 6 hijos: “(…) Bertha Olga, Francisco, Fernando Mauricio, Diego Darío, Carolina y Ximena Ospina Duque.
De la misma forma impulsó programas educativos y durante su gobierno se creó la Escuela Normal Departamental Mixta.
Al finalizar su periodo la exgobernadora expresaba:“Me voy con la conciencia tranquila de haber cumplido con mi deber.
Hizo largas filas, habló con distintos empleados e indagó como operaba la compra de funcionarios para que estos lograran o agilizaran las pensiones.
Tomó nota quienes eran los corruptos y al llegar a su oficina los destituyó.
Con esa primera victoria el presidente Betancur la felicitó y la prensa de la época elogio su actitud.
Olga Duque contrató profesores para cada quehacer, entre los que se encontraban: música, poesía, trabajos manuales, pintura, historia, peluquería, decoración, bizcochería.
Uno muy recordado e importante fue el banquete organizado por los pensionados, los empleados de CAJANAL y varios dirigentes políticos, que contó con ilustres asistentes como Carlos Lleras Restrepo quien le dedicó un sentido discurso, Álvaro Gómez Hurtado, Virgilio Barco Vargas y Alfonso López Michelsen, entre muchos otros, llenando el Salón Rojo del Hotel Tequendama.
Consciente de la responsabilidad adquirida la senadora Duque de Ospina declaraba:“A mí no se me escapa el compromiso de ser la única mujer que llega al Senado; porque allí me toca representar a toda la mujer colombiana, pero especialmente a la mujer huilense.
Yo me lo explico: es que he luchado, es que nada en la vida me ha sido fácil, por el contrario, siempre he tenido a la vida como dijera Alzate Avendaño, como a la más enconada contraparte.
Sus proyectos presentados en el Congreso de la República son desarrollados y explicados en su libro “Cambios Estructurales en la Organización del Estado” publicado en 1988.
[24] Igualmente tuvo entre sus proyectos fundamentales la recuperación de los valores, la urbanidad y la familia.
En el año 1998 se convierte en accionista del Diario La Nación y ejerce como subdirectora hasta el día de hoy.
Cada una de estas famosas “frisoladas” fueron publicadas por los más conocidos periódicos y revistas sociales colombianas.