El presidente Franklin Delano Roosevelt estaba preocupado por las deficiencias de la inteligencia norteamericana.
Los Británicos inmediatamente pusieron a disposición sus capacidades de radiodifusión en onda corta a Europa, África y el Lejano Oriente, y suministraron igualmente equipamiento para los agentes de la OSS hasta que se acrecentó la manufactura en Estados Unidos.
Durante la guerra la OSS proporcionó a los políticos hechos y estimaciones, pero nunca tuvo jurisdicción sobre todas las actividades de inteligencia extranjera.
Las operaciones efectuadas por la Oficina de Servicios Estratégicos en países neutrales, especialmente en Estocolmo y en Suecia, proporcionaron información detallada sobre la tecnología avanzada utilizada por los alemanes.
En el apogeo de su influencia durante la Segunda Guerra Mundial la OSS tuvo en servicio a casi 24.000 personas.
[9] De 1943 a 1945 la OSS desempeñó un papel clave en el entrenamiento de las tropas del Kuomintang en China y Birmana, y reclutó a Kachines y a otras fuerzas irregulares indígenas para que realizaran sabotajes, así como guías para las fuerzas aliadas de Birmania que estaban luchando contra el Ejército Japonés.