Odas (Horacio)

Horacio tenía un gran conocimiento de la literatura griega y esto lo alentó para escribir imitando la métrica de los poetas griegos como Safo, Anacreonte o Alceo.

Los tres primeros libros de las Odas siguieron un orden compositivo en el que queda manifiesta la vida íntima de Horacio: Horacio es el máximo representante de la lírica latina, puesto que es el primer autor romano que se dedica exclusivamente a este género.

Los modelos que utiliza son tanto griegos como latinos.

Previamente a las composiciones líricas del autor, fue Catulo quien inicia este género en el ámbito romano, escribiendo cuatro composiciones líricas (XXXIV, XL, LI, LXI).

Además de él, los "poetae novi" intentan adaptar los metros griegos a la poesía lírica latina.

En cuanto a los antecedentes griegos, Horacio no solo utiliza los metros heredados de los diferentes poetas, sino que además trata los mismos temas, pero desde un punto de vista romano.

Sin duda, lo que pretende el poeta con sus Odas es revivir la tradición lírica griega: de Safo y Alceo toma sus estrofas métricas (yambo, troqueo...); para los temas, toma como referencia los tratados por Píndaro, Estesícoro, Anacreonte, Teognis o Simónides; y, como influencia directa de Alceo, escribe sobre el amor, la política y los banquetes, tratados ya en el siglo IV a. C. por el autor de Mitilene.

También, en la Epístola I, 1, Horacio admite que también sigue la doctrina del Eclecticismo.

Horacio, pues, escribe sobre la idea de la vida y la muerte, sobre la corta duración de la vida y el inflexible final que es la muerte; escribe sobre la virtud del término medio; sobre no ambicionar grandes riquezas ni honores; y sobre el camino que tiene que tomar cada persona, sin dejarse engañar por la prosperidad ni que lo hunda el fracaso.

Su voz política también se ensancha y se solemniza, como podemos ver a la Oda I, 14, en que Horacio presenta una nave como alegoría del Imperio Romano, una nave que ha sufrido el embate de las olas y necesita reparación.

Horacio vive bajo la protección de Mecenàs, a quien también le iba bien la fama del poeta.

Escribe sobre la vida tranquila, modesta y sencilla, sobre la medida, en la Oda I, 28, y en la Oda II, 10, conocida como Aurea Mediocritas, alabanza de la medianía, a no cometer excesos.

Se pone especial atención en la inexorabilidad del destino, como vemos a la Oda I, 11, conocida como el tópico del carpe diem, o la Oda I, 24, poema hecho después de la muerte de su amigo Varus, en el que nos dice que la muerte no se puede evitar.

Se refiere al hecho de que, mientras sus poesías sean leídas, su alma seguirá viva.

El editor Klingner clasificó los manuscritos en tres grupos: Ξ, Ψ, y Q.

El primer grupo (Ξ) integra los cuatro manuscritos más destacados que han transmitido las Odas.

Jean Bayet en 1919.