Un día atacó a Tilion y envió todo tipo de demonios que lucharon fuertemente con Arien, pero fueron vencidos en Illmen; por ello debió ocultarse para siempre en lo profundo del Thangorodrim.
Para ello levantaron aún más las Pelóri, sobre todo en el Norte, en el Sur y en el Este.
Sólo se dejó el Calacirya para permitirle a los elfos, que todavía vivían en Aman pudiesen ver el mundo exterior.
Pero en las Llanuras de Valmar un poderoso ejército ejercía una guardia permanente por si eran atacados desde el mundo exterior.
Ningún marinero podía atravesarlas porque había poco espacio entre ellas y las olas rompían con mucha fuerza sobre sus rocosas costas.