[1]Según Vadím Bibergan, Shostakóvich se quejó que el esfuerzo físico de escribir la partitura resultó "trabajo bien duro.
[3] El día siguiente, Shostakóvich lo anunció en una carta a su amigo Isaak Glikman, escribiéndole que trabajó sin descanso y, por lo tanto, se sentía agotado.
[4] Shostakóvich contesto lo siguiente a un cuestionario que le sometió el periódico Komsomolets Tayikistana: Especialmente disfruté componer mi poema sinfónico Octubre, que expresa mis sentimientos de orgullo por mi Patria y admiración por sus hazañas.
En el curso de discusiones sobre la interpretación del concierto, Shostakóvich informó a Óistraj que su hijo Maksim desesba dirigir el estreno mundial.
[12] Por la mayor parte la reacción crítica en la Unión Soviética hacia el Octubre de Shostakóvich era respetuoso pero apagado.
[8] Según Krzysztof Meyer, hasta aquellos críticos quienes apoyaban los sentimientos patrióticas de la obra, como Israel Nestiev, expresaron su decepción.
En su crítica del estreno estadounidense, Tim Page escribió: "Esto es un ejercicio vulgar, estridente, zangolotino en el realismo socialista [...] es imposible oír en Octubre algo más allá de un habilidoso, cínico trabajo rutinario con melodías banales, orquestación descarada, e armonías deliberadamente simplistas.
"[17] En su ensayo sobre las obras ceremoniales de Shostakóvich, Pauline Fairclough alabó a Octubre como "buen poema sinfónico" y "impresionantemente activo.
[19] Philip Taylor escribió que con sus alusiones al movimiento "El noveno de enero" de la Sinfonía n.º 11, la obra es "vibrante y colorida con una estructura muy satisfactoria en cual los puntos culminantes son cuidadosamente colocados para lograr el efecto dramático máximo" y que no hay justificación para su olvido relativo.